Los Sims 3

Hace casi 8 años, y de la mano de Will Wrigth, el primer simulador social moderno vería la luz. Los Sims mantenían la esencia adictiva con la que el desarrollador había impregnado todos los juegos que llevaban un 'sim' en su título, y daría lugar a la saga más popular que ha poblado el universo de los ordenadores y consolas en los últimos 10 años.

Con dos entregas a sus espaldas, y algunos títulos relacionados orbitando alrededor, la noticia de la publicación de una nueva versión del título no podía hacerse de rogar durante demasiado tiempo. El rumor, que llevaba más de dos años difundiéndose por la red, se convertiría en hecho cuando el desarrollo fue confirmado por Electronic Arts, dueña de Maxis y de los trabajos de Will Wrigth desde finales de los 90.

Si bien aún queda pendiente la llegada de Spore, otra de las últimas concepciones de esta mente privilegiada de la simulación que es el señor Wrigth, es más que probable que las noticias sobre el lanzamiento de Los Sims 3 nos inunden durante el próximo largo año que resta para su publicación. En las pantallas que se han podido observar, se aprecia levemente lo que puede llegar a ser esta nueva versión.

Los Sims 2 ya ofrecieron un buen número de ventajas respecto a su antecesor, como una mejora sustancial del paso del tiempo, climatología, relaciones sociales y laborales... gran parte de las cuales habían sido petición del gran número de seguidores del juego desde casi el mismo día de su lanzamiento. Ahora, Los Sims 3 parecen prometer todo aquello que los fanáticos del simulador habían soñado durante 8 años.

Recordaremos, brevemente, que la saga nos permite controlar a una unidad familiar, que habitará en un barrio. Los avatares del día a día de sus existencia, satisfacer sus necesidades físicas y sociales más básicas, o cumplir los objetivos de su vida, nos marcan el destino de un juego que es completamente libre, donde dos partidas nunca serán iguales. Pero por si acaso, varias expansiones completan el panorama.

Las novedades deberían permitirnos la expansión más allá de los límites físicos impuestos en anteriores entregas, que fueron casi siempre nuestra casa y un puñado de solares comunitarios donde podríamos comprar, pasar nuestras vacaciones o pasear a nuestra mascota. Nunca fuimos a visitar a nuestros parientes, y jamás pedimos prestado ni un puñado de sal al vecino de al lado. Todo esto se va a acabar...